Habitando la Tierra

Este es el nombre que hemos puesto a los días de convivencia que tendrán lugar del 5 al 9 de julio. Unos días de ecología, espiritualidad y acogida, en los que participar de la vida y tareas de este lugar: oración de la mañana, desayuno, trabajo en la huerta y en las casas, comida fraterna y saludable, descanso, alguna actividad formativa, paseo, cena y recogimiento del día a la luz de las estrellas. Se puede participar tanto todos los días como algún día suelto y, en cualquier caso, avisando de antemano.

La paulatina remisión de la pandemia nos permitirá este verano acoger otras actividades: un «Re-Encuentro de Artistas Cristianos» (3-4 de julio) y dos grupos de jóvenes de una parroquia de Madrid, a quienes esperamos con mucha ilusión. También se anuncian a lo largo del verano otras visitas, tanto de amigos como de personas que quieren conocernos. Aquí estaremos.

Poco a poco vamos tejiendo relaciones con personas de la comarca que, como nosotros, han elegido vivir aquí de una forma alternativa. El grupo de consumo de verduras y frutas ecológicas que cada dos semanas se da cita en nuestra casa es un ámbito privilegiado para estos encuentros. Uno de los frutos de estas nuevas relaciones es que, además de las meditaciones de los martes, la sala de actividades de la Casa San Martín ha empezado a acoger sesiones de yoga y otras actividades de la mano de un maestro indio.

Es un privilegio vivir el paso de las estaciones tan cerca de la naturaleza. De ello da buena muestra la nueva galería de fotos de «Cañicosa en primavera».

La huerta crece lentamente, al compás de las suaves temperaturas del verano segoviano y gracias a la ayuda de amigos que nos echan una buena mano. Todo esto supone un constante aprendizaje teórico y práctico de este nuevo ámbito de nuestras vidas.

Y seguramente la novedad más importante es que a partir de finales de junio se incorpora una persona a vivir con nosotros. Seremos una comunidad frágil e incipiente que, como toda semilla que germina, ha de ser cuidada con mimo e inteligencia para que brote una planta robusta que pueda dar frutos. Nos abrimos así a nuestra vocación original de dar vida a un centro comunitario. «Sentimos como un medio privilegiado para poner en práctica esta vocación la de una comunidad de personas en torno a esta forma de vida y a esta misión, en un lugar concreto en un entorno rural. Un lugar que manifieste que otro mundo es posible» (de nuestra «Vocación y proyecto»).

Preparando la huerta y jardín
Las primeras fresas

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