La primavera llegó a Cañicosa acompañada de mucha vida, la de la naturaleza en ebullición… y la de los niños y niñas de grupos escolares que han pasado unos días de convivencia y formación en la Casa San Martín. Colegios de pedagogía Waldorf que ya vinieron en años anteriores y que no han dejado de aprovechar la oportunidad de volver a encontrarse con los buenos momentos vividos aquí. Junto a la flora y fauna del lugar, cambiante a medida que la primavera avanzaba, hemos conocido los oficios que todavía persisten en nuestra comarca: carpintería, forja, panadería, alfarería, pastoreo, incluso el delicado oficio de un luthier.
No solo niños y maestros han vuelto a sus colegios enriquecidos con el aprendizaje, también para nosotros ha supuesto una experiencia intensa. Esperamos seguir acogiendo en el futuro a grupos escolares que busquen la cercanía a la naturaleza, una espiritualidad de armonía con ella y una aproximación a las formas de vida rurales.
Otros grupos de adultos han seguido utilizando las instalaciones de la Casa San Martín para cursos y convivencias. Nos alegra abrir nuestras puertas, procurando siempre momentos de intercambio para presentarnos y conocernos mutuamente. No se trata solo de ceder un espacio, por bonito que sea, sino también de compartir lo que somos y queremos vivir.
El jardín y la huerta se van adaptando a los vaivenes de la climatología. Este año, las heladas cesaron en abril y eso ha hecho que los manzanos y membrillos estén ahora cuajados de frutas que, si no se malogran, auguran una sabrosa cosecha. También las flores y hortalizas van llenando de colores nuestro paisaje inmediato.
Pero el mérito no es solo del tiempo. Con la primavera también nos llegaron voluntarios internacionales a través del portal www.workaway.info. Procedentes de Chile, Méjico, Argentina y Colombia, han estado con nosotros entre una y tres semanas cada uno, resultando una magnífica experiencia, tanto de convivencia intercultural como de aportación laboriosa en el jardín, la huerta y la acogida de grupos. Jóvenes que venían a nuestra casa y se han encontrado en Cañicosa con toda la vida comunitaria que brota por aquí: el grupo de danza contact de los lunes, el de consumo de los miércoles, el de meditación de los jueves, la celebración de algún cumpleaños, los conciertos del trío Najaal y el dúo Zopli2, más las personas que pasan por aquí simplemente para conocernos o visitarnos. También ellos nos han dejado con su corazón -y el nuestro- enriquecido.
Mención especial se merecen los inolvidables conciertos que a lo largo del año hemos ido ofreciendo en la sala de la Casa San Martín. Conciertos con profundidad espiritual y altísimo nivel artístico. Agradecemos a los intérpretes que hayan querido venir hasta Cañicosa para mostrarnos su arte y esperamos que se sigan repitiendo estos encuentros musicales.