Cosas de poca importancia

¡Qué lástima…
que venga forzado a cantar
cosas de poca importancia!

Así escribía en el siglo pasado el poeta León Felipe, lamentando no poder cantar grandes hazañas a la usanza de la época y viniendo a reparar en pequeños detalles de la vida cotidiana. Y de un modo similar cantamos ahora desde esta Tierra Habitada en la que va pasando el invierno.

Para nosotros no es de poca importancia que el arroyo que pasa junto a nuestra casa se haya desbordado con las aguas del deshielo. Ni que al ritmo de las nevadas se vistan y desvistan de blanco los montes Carpetanos, omnipresentes.

Tampoco es de poca importancia que a finales de enero hayan aparecido en Cañicosa las cigüeñas, esbeltas, elegantes y ruidosas, y nos traigan recuerdos de la que nos saludó en uno de nuestros primeros paseos por el entorno.

Ni de poca importancia que haya llegado la época de podar los frutales y de preparar semilleros para la primavera. Una ocasión que nos lleva a planificar el huerto, recordando la necesaria rotación de cultivos y consultando el calendario biodinámico.

No es de poca importancia que, a falta de otras cosas que contar porque la pandemia nos impida convocar actividades, sigamos poniendo a punto las instalaciones con la ayuda de nuestro amigo Juan Carlos, con quien estamos viviendo una experiencia comunitaria temporal. Preparando los invernaderos, elevando su altura y agrupándolos al fondo del terreno, dejando delante un espacio suficiente para jardín, donde ya hemos plantado cuatro cerezos que nos han regalado.

Y no es de poca importancia que de vez en cuando dejemos pasar las burras de la finca vecina a que coman la abundante hierba del futuro jardín. Ciertamente heredamos una tierra buena y fecunda, enriquecida a lo largo de muchos años.

Habrá a quien le parezcan cosas de poca importancia, acontecidas al ritmo de las estaciones. Hay un tiempo para cada cosa y ahora nos toca vivir un tiempo tranquilo de espera activa y preparación de la tierra, de las instalaciones… y de los corazones. La vida esta hecha de cosas así. Como cantaba el poeta:

Parecen cosas de poca importancia
y, sin embargo le basta
para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.

El arroyo desbordado
«Por San Blas, la cigüeña verás»
La «cortacésped» más ecológica

2 comentarios en «Cosas de poca importancia»

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